No os voy a mentir, en muchas ocasiones, modificar de manera extrema un coche clásico hasta el punto de perder la esencia original, me parece una herejía. Y me pasa completamente lo contrario cuando veo que alguien salva un coche clásico del desguace para restaurarlo y darle su toque personal, como es el caso de esta unidad de Porsche 911.
Esta unidad empezó su vida como un Porsche 911 Carrera 3.2 del año 1984, y que más tarde se transformaría en un coche para circuito y finalizaría su vida útil siendo despiezado y quedándose en un simple chasis vacío.
Ese chasis vacío se fue de donde estaba con una idea clara: Ser un 911 Safari lo más lujoso posible y con atención al más mínimo detalle, ya que el dueño quería tener un coche para ir de aventura en aventura en el máximo confort posible. Por esa razón, el coche tiene una mezcla de piel y tela por todo su interior.
En la parte trasera de este 911 se encuentra, nada más y nada menos, que un motor bóxer de 6 cilindros y 3,6 litros de cilindrada provenientes de un 911 de la generación 993, que producía 300 CV, una potencia bastante superior a lo que equipaba al salir de fábrica en 1984. Junto a él, una caja de 5 relaciones y un diferencial autoblocante.
En su interior nos encontramos con una atención al detalle absoluta, como hemos dicho antes. Unos Recaro Profi SPG tapizados en piel marrón con tela, en conjunto con los paneles de las puertas. Una de las piezas más destacables y que pone la guinda al pastel, es este pomo de madera en honor al Porsche 917K.
La suspensión es una de las modificaciones que más salta a la vista, y de manera sorprendente lleva unos amortiguadores y muelles Bilstein de configuración original pero alargados 10 centímetros, con componentes internos Von Shocks de Elephant Racing.
Un proyecto y una restauración única, de las que molan.
Y como siempre en Sexta Marcha, todo lo que ponemos (o casi todo…), ¡Lo puedes tener! Este único Porsche 911 Safari está siendo subastado en Collecting Cars, y aquí puedes pujar por él.