Introducción
Empezaremos por el final. No se nos ocurre mejor forma de presentar el coche de hoy que con nuestra introducción de YouTube. Porque esto no es una Hilux; no tiene reductora ni snorkel, no tiene bloqueo de diferencial ni está preparado para sobrevivir a una emboscada. Pero en Big 2025, te basta con sobrevivir a la A6 un lunes por la mañana. En ese campo de batalla, preferirás ir subido en este Toyota.

El Toyota C-HR enchufable es la respuesta a una nueva batalla. Una en la que se lucha contra normativas, impuestos y restricciones. Si el anterior fue ya un rotundo éxito, una versión PHEV quiere, ahora, seguir rentabilizando esa fama.

Historia híbrida de Toyota
Desde 1997, Toyota ha liderado la electrificación. Pioneros con el Prius, luego con versiones híbridas de casi toda su gama. Hoy, su ofensiva se completa con un C-HR enchufable de 223 CV y etiqueta 0, que acompañará a una futura versión eléctrica.

Y no es casual. Cada generación ha ido afianzando una tecnología robusta, afinada y eficiente. El nuevo C-HR no solo hereda eso, lo amplifica con diseño, prestaciones y tecnología, en la política de Toyota de estar metida en todos los ajos. Casi tres décadas de know how con un cara menos aséptica.

Diseño exterior e interior
No deja indiferente, ¿verdad? Es lo que tiene abrazar el futurismo y otorgar una estética tan llamativa, a costa de lo que sea. Ángulos marcadísimos y superficies arriesgadas que puedes explotar con una pintura bitono o, bien, un look stealth de avión espía como esta unidad.

Es justo el acabado GR Sport y un añadido especial llamado Black Edition lo que remata lo que ves aquí. Todo al negro: llantas de 20 pulgadas, insignias oscurecidas y acentos deportivos para el primo lejano de Darth Vader.
Por dentro, sorprende la calidad percibida: plásticos blandos, pantallas bien integradas y un puesto de conducción envolvente y orientado al conductor. No parece un Toyota.., parece más premium. Además, los asientos GR son especialmente cómodos.

¿Lo malo? El precio de lucir son unas plazas traseras claustrofóbicas, con poca superficie acristalada y un tamaño justito. Eso y que, en su utilitarismo habitual, los gráficos y el sistema de infoentretenimiento no son ninguna exhibición.

Motor y sistema híbrido
Lo arriesgado del traje contrasta con la apuesta segura de las tripas. Bajo el capó tenemos un 2.0 de gasolina, atmosférico y de ciclo Atkinson que se combina con un motor eléctrico para un total de 223 CV. Vamos, la fórmula ganadora de Toyota con un extra de chispa.

El empuje es instantáneo gracias a la entrega del motor eléctrico, aunque el cambio CVT hace que el sonido no siempre se corresponda con la aceleración. Es muy eficiente, pero puede que te resulte raro de primeras. A pesar de todo, no es nada lento, puesto que el 0-100 km/h cae en 7,4 segundos, nada mal para un SUV urbano.

Consumos, autonomía eléctrica y batería
La misma parte eléctrica capaz de catapultarte también confiere al C-HR de una doble cara muy atractiva (si encaja con tu ritmo de vida). Así, en modo 100% eléctrico, la batería de 13,8 kWh promete más de 60 km reales y puede resultar diferencial para tu uso de lunes a viernes, con un coste irrisorio.

Si te aventuras más lejos y a mayor velocidad, sigue siendo tremendamente eficiente. En uso híbrido, a velocidades alegres, hemos registrado entre 5,0 y 5,4 l/100 km, y si eres cuidadoso, es fácil viajar por debajo de los 5 y promediar con uso mixto incluso menos de 4 litros a los 100. No somos los campeones de la eficiencia, pero este coche te perdona hasta eso.

Lo único que te obligará a parar más a menudo será el depósito. Damnificado habitual en estos PHEV, se queda en apenas 43 litros. De nuevo, insistimos: el gran valor diferencial de este coche frente al híbrido convencional es el % de tiempo que lo puedas usar en modo eléctrico.

Comportamiento en marcha
Rodando, el C-HR es suave, silencioso y muy fácil de conducir. Incluso en esta versión “deportiva”, no hay brusquedad ni sobreestimulación. Eso sí, con las llantas de 20 pulgadas, la suspensión se vuelve algo más seca y los rodillos de 245mm no son para ser el campeón de los consumos. Con todo, el aplomo es digno de elogiar para un coche de tamaño tan contenido.

En zonas de curvas no es un coche ágil ni una bailarina, pero cumple sobradamente para el público de este producto y es obediente. Más pensado para eficiencia y confort que para devorar puertos con el cuchillo entre los dientes. Pero no temas, hundir el pie te permite afrontar cualquier adelantamiento con superioridad y seguridad.

Además, el arsenal de sistemas de seguridad y su dotación tecnológica hace que te apetezca ir del punto A al B, que no te canse y que vele por ti durante el trayecto. No emociona, pero quizás te cuide como pocos, tanto el bolsillo como la vida.

Precios y gama
El verdadero caballo de batalla del C-HR es, quizás, este. En plena invasión china, el C-HR puede ser muchas cosas, pero el más barato no. Pendientes de qué pasará con el MOVES III en cada comunidad y ajustando descuentos y ayudas varias, el precio puede variar enormemente.

Según la teoría, si eliges un CH-R 220H PHEV partirás desde unos 34.250 € (acabado Business). Nuestra unidad, en acabado GR Sport Black Edition, subía por encima de los 40.000 (ahora está el GR Sport Plus), pero claro, con ayudas incluidas es fácil acercarse más a los 30 que a los 40. Depende de lo que valores el equipamiento, la foto final puede ser más humilde o caprichosa; aun siendo siempre bastante completa.

Frente al híbrido convencional 200H (desde 36.000 € en el momento de la prueba), ya no disponible en la web de Toyota, el sobrecoste del PHEV puede amortizarse si haces trayectos diarios cortos y puedes cargar a menudo. Puesto que ajustando posibles ayudas los precios son muy parejos entre versiones HEV y PHEV, deberás decidir en base a cómo encaja cada uno contigo y a la necesidad o deseo de una etiqueta 0.

Competencia: ¿mejor que sus rivales?
Más allá del propio C-HR HEV, rivales no le faltan: Kia Niro, Renault Arkana, Jeep Compass 4xe... Todos ofrecen etiqueta CERO, prestaciones asimilables y precios parejos. Esto y toda la prole de recién llegados desde China de nombres impronunciables.

El CHR, de nuevo, no es el más barato ni el más práctico, pero destaca en calidades, imagen y, por encima de todo, la promesa toyotoide de fiabilidad. Y, quizás, eso tire más que ninguna otra cosa.

Conclusión
El C-HR PHEV es el soldado moderno de la escuela de referencia: sigiloso, tecnológico y bien equipado. No es el mejor en ninguna habilidad por separado, pero sí es el que mejor representa lo que es Toyota: eficiencia, dureza y una promesa de largo plazo. En la firma nipona saben que no estás comprando un smartphone, sino una herramienta que te acompañará a lo largo de mucho tiempo y muchas circunstancias.

Cuando el mercado habla, solo tenemos que sentarnos a escuchar. Eso parece que lleva haciendo el C-HR ya dos generaciones.
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