El mercado del automóvil atraviesa una transformación profunda. La electrificación avanza (al calor de la legislación en ciertos casos) y, con ella, muchos coches han perdido su carácter. En un mundo donde todo parece estar diseñado desde la frialdad de un algoritmo que busca autonomía y eficiencia, encontrar un coche con alma en este nicho se antoja misión imposible.

Y aquí es donde entra el MINI Aceman SE y su planteamiento. Porque no es el SUV más rápido, ni el más eficiente, ni el más barato, ni siquiera el más práctico... pero es un MINI, con todo lo que eso implica. Quiere ofrecer carisma, personalidad y un enfoque que, aunque adaptado a los nuevos tiempos, sigue poniendo al conductor en el centro. ¿Lo consigue?

Antecedentes
Los fans más ortodoxos dirán que algo tan “grande” no merece llamarse MINI, pero nada de esto es del todo nuevo. MINI lleva explorando terrenos más allá del compacto urbano desde 2010, cuando lanzó el primer Countryman, un SUV que rompió con la tradición de la marca pero que abrió la puerta a (muchos) nuevos clientes.

Le siguió el Paceman, una especie de coupé crossover que no terminó de cuajar, y el Clubman moderno, que reinterpretaba el MINI comercial de los 60 con un enfoque más familiar, como si fuera casi una ranchera. Pero mientras el nuevo Countryman ha crecido hasta distanciarse de lo que era y el Clubman ha desaparecido, quedaba un hueco vacío en la gama.

Características
El MINI Aceman SE se construye sobre la plataforma eléctrica desarrollada junto a Great Wall, una arquitectura pensada exclusivamente para vehículos eléctricos, sin adaptaciones de modelos térmicos previos. Esto, como ya sabemos, permite optimizar espacio y reparto de pesos.

En la versión S que hemos probado, monta un motor eléctrico de 218 CV y 330 Nm en el eje delantero; nada de artificios, pero eficaz. ¿Prestaciones? Suficientes para lanzar sus más de 1.700 kg de peso de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos.

La batería en esta versión tiene 54,2 kWh brutos (unos 49 netos), lo que permite homologar 402 km de autonomía WLTP. En condiciones reales, salvo que hagas todo ciudad, rondarás los 300-350 km dependiendo del tipo de conducción y el clima. La carga es solvente pero no brillante: admite hasta 95 kW en corriente continua (CC), pasando del 10 al 80% en unos 30 minutos, y 11 kW en corriente alterna (CA), cargando por completo en unas 5 horas y media (el verdadero sentido de estos coches).

Diseño exterior
Visualmente, el Aceman mantiene los rasgos clave de MINI, pero adaptados a un formato SUV compacto de 4,07 metros. La parrilla octogonal (carenada, por supuesto), los faros LED de forma poligonal y el techo bicolor siguen transmitiendo ese toque simpático que identifica a la marca.

Las protecciones plásticas en negro brillante -que serán delicadas para mantener como el primer día-, y los colores vivos añaden ese punto juguetón que lo aleja de la sobriedad que invade muchos SUV eléctricos. Ese aspecto desenfadado no es para todo el mundo, pero precisamente ahí radica la clave de este Aceman.

Vida a bordo
El interior es una declaración de intenciones que también genera controversias. MINI ha apostado por un minimalismo radical, con una única pantalla OLED circular de 24 cm como epicentro de todas las funciones, como te contábamos en el Cooper. No hay cuadro de instrumentos (solo head-up display en opción), y apenas quedan botones físicos, salvo la clásica barra "toggle bar" que mantiene algunos controles esenciales.

La calidad de materiales está por encima de la media del segmento, con buenos ajustes y una percepción táctil agradable con todo ese material textil, aunque abuse de plásticos duros en el resto del coche.

A pesar de su longitud contenida, el espacio interior está bien resuelto: dos adultos caben sin problemas en las plazas traseras, aunque el acceso no sea el más cómodo por el propio tamaño de las puertas. A su vez, el maletero es algo justo y no destaca frente a la competencia con solo 300 litros.

Comportamiento al volante
Aquí es donde el Aceman parece que empieza a justificar su precio. No pretende ser el SUV más deportivo por potencia pura y dura puesto que algún rival pasa de los 300 caballos, pero tiene algo que muchos de ellos no tienen: retazos de alma. No me malinterpretéis, no es la pelotilla atómica que es un Cooper JCW, pero le gusta la acción mucho más que a la media del segmento.

La dirección eléctrica es sorprendentemente directa y con muy buen peso (se nota que detrás está BMW), y el chasis tiene esa puesta a punto que busca mantener comunicación con el asfalto, no encerrarte en una cápsula.

En un uso cotidiano, es aceptablemente cómodo, con una suspensión que filtra bien las irregularidades urbanas y que no resulta excesivamente seca pese a las llantas grandes y el concepto general del coche. La insonorización está bien conseguida y el empuje eléctrico en los modos más amables, aunque lineal y progresivo, te permite moverte con agilidad por ciudad y autopista sin sensación de pesadez.

Ahora, cuando sales de la rutina y activas el modo Go-Kart, la cosa cambia. El coche se vuelve más reactivo al acelerador y endurece el volante, invitándote a buscar curvas, con sonido opcional de nave espacial. Gracias al centro de gravedad bajo por la batería colocada en el suelo, el Aceman se mueve con más soltura de la que su peso sugeriría.

No es un deportivo, pero en carreteras reviradas sorprende por su aplomo y facilidad para mantener el ritmo. Ese conjunto, reparto de pesos y ajuste de las suspensiones, permite disfrutar de un paso por curva ágil, con un balanceo contenido. Eso sí, el tacto del freno sigue siendo el punto a mejorar: la transición entre la frenada regenerativa y la mecánica no es del todo uniforme y requiere cierto periodo de adaptación, especialmente cuando buscas precisión en conducción deportiva: lo que siempre criticamos en híbridos y eléctricos

En definitiva, es un coche que transmite confianza, que se siente ligero para lo que es y que mantiene con dignidad esa filosofía MINI de poner una sonrisa al volante, incluso en un SUV eléctrico urbanita.
Precio y rivales
El MINI Aceman SE S parte desde 42.900 €, posicionándose como una de las opciones premium del segmento B-SUV eléctrico. Sus rivales más directos son el Volvo EX30 (37.500 €), que ofrece 428 CV y hasta 475 km de autonomía; el Smart #1 Pro+ (38.000 €), con 272 CV y 440 km; y el Jeep Avenger eléctrico (35.000 €), más modesto con 156 CV y 400 km de autonomía homologada.

Ninguno de ellos tiene el diseño ni el carisma del MINI, pero ofrecen mejores cifras por menos dinero. El Aceman no es el más rápido, ni el que más corre, ni el que más lejos llega... pero es el más MINI.

Conclusión
El MINI Aceman SE no está hecho para quien busca la opción más racional. Es caro, tiene una autonomía correcta sin más, y no ofrece ni la máxima potencia ni el mejor maletero del segmento. Pero es distinto. Es un coche que apuesta por el diseño, por el carisma y por ofrecer una experiencia de conducción que no te haga sentir que estás llevando un electrodoméstico con ruedas. Si los SUV eléctricos han venido para quedarse, preferimos que sean así: con personalidad propia.
Vídeo en nuestro canal
Pero si quieres saber más y verlo realmente en acción, es mejor que veas nuestra prueba en vídeo. Como siempre, cuidada al detalle.