McMurtry Spéirling: el pequeño tracktool eléctrico de Batman
Automovilísticamente hablando, Gran Bretaña es una tierra de contrastes. Capaces de lo mejor y lo peor, hemos visto salir de allí auténticos esperpentos provenientes de grandes grupos de la industria -como la antigua British Leyland-, y a su vez, tremendos deportivos nacidos en un cobertizo gracias al ingenio de unas pocas buenas manos.
Si bien muchos de esos pequeños fabricantes se han valido de piezas de varias marcas creando su propio monstruo de Frankenstein, el caso que nos ocupa es diferente. McMurtry Automotive es una pequeña empresa de Gloucertershire fundada por Sir David McMurtry, que nació en 2016 con el objetivo de traer al mundo un superdeportivo eléctrico de circuito que elevara los estándares de la electrificación en el Motorsport.
Con una idea similar a la de nuestro Baltasar López y su Revolt (podéis encontrar más detalles de este competidor patrio en este artículo), McMurtry pretende construir desde cero un tren motriz eléctrico capaz de emocionara cualquiera y de dotarle de un envoltorio acorde. ¿El resultado? El Spéirling, la tormenta eléctrica irlandesa que da nombre y voz a este mini Batmóvil.
Después de un desarrollo por debajo del radar durante varios años, pudimos ver rodar al Spéirling en el Festival of Speed de Goodwood en 2021, algo que evidenciaba la seriedad del proyecto y el grado de avance en el mismo. Encarar aquella mítica subida con el zumbido característico de este aparato eléctrico fue algo que aun no hemos superado del todo; como el que hace algo tan prohibido como divertido. Por eso, os dejamos el vídeo aquí.
A estas alturas es normal preguntarse qué esconde este juguetito monoplaza para convertirse en una revolución y los argumentos son sencillos y contundentes: relación peso potencia de 1kg/CV con menos de una tonelada, construcción completa en fibra de carbono, powertrain propio o una aerodinámica que se podría tildar de brujería, entre otros.
Este primer McMurtry promete una potencia disparatada a través de las ruedas traseras en un envoltorio compacto de motores eléctricos que denominan E-axle. La energía es suministrada a través de un paquete de baterías de 60 KWh y, gracias a una arquitectura de 800 voltios, será capaz de cargar a hasta 600 KW (eso queremos verlo…). Desde luego, un 0-300 en menos de 9 segundos no lo hace cualquiera.
Es precisamente la carrocería de fibra de carbono la que se encarga de pegar sus escasos 3,2 metros de largo y 1,5 de ancho al asfalto con rabia, ayudada por un ventilador al estilo del Brabham BT46B o el reciente Gordon Murray T-50. Sabemos de la afición inglesa de acoplar estos artilugios para mejorar el efecto suelo y esperamos que funcione.
El resto de los ingredientes para conseguir un tracktool muy serio forman parte de una receta casi tradicional; frenos carbocerámicos con llantas específicas carenadas, suspensión tipo push-rod con control activo y un habitáculo bien centrado en su corta batalla de 2 metros.
Si ya te ha enamorado su diseño y te convencen sus argumentos podrás conducirlo según ciclo WLTP durante unos 500 kilómetros entre recargas (dudo que algo así sea matriculable en España), o tan solo media hora si vas a fondo en circuito. No obstante, antes hay varios escollos que mencionar…
Ya adelantamos que algo así no será barato ni lo pretende. Además, puede que aun cuando tengas los varios cientos de miles de euros que pedirán por uno, te entristezca saber que aunque McMurtry fije la altura máxima del piloto en 2 metros, no creemos que personas altas y corpulentas puedan retorcerse y caer al interior de este cochecito de juguete.
¿Veremos finalmente al McMurtry producirse? ¿Quedará en nuestra memoria como uno de esos proyectos inacabados e inacabables? ¿Competirá contra el Baltasar Revolt? Dejemos que la incertidumbre del futuro nos siga sorprendiendo, quizás no sea tan negro después de todo.