Inicios del Corvette (1948-1952)
Nos situamos a finales de la década de 1940, tras finalizar la II Guerra Mundial, cuando General Motors planea el desarrollo de un deportivo de alto rendimiento, lujoso y potente, principalmente para competir en el mercado europeo con los, ya de aquella populares, deportivos británicos, que tanto éxito tenían, no solo en Europa, sino también al otro lado del charco, en los Estados Unidos, cuando la infantería proveniente de Europa, traía consigo a casa coches de MG, Jaguar, Austin Healey o Alfa Romeo, dando señal de que se necesitaba un deportivo biplaza 100% americano.
Los ingenieros de General Motors, con el diseñador estadounidense Harley Earl a la cabeza del equipo, el que en aquel entonces era Jefe de Diseño del grupo americano, comenzaron a trabajar en un nuevo proyecto llamado “Project Opel”, con el objetivo de crear un coche de alto rendimiento, que se adelantara a una tendencia mundial hacia la prosperidad y que fuera diseñado y construido en los Estados Unidos.
El proceso de diseño del prototipo inicial se basó en el famoso Jaguar XK120, el precioso Cabriolet británico que levantaba pasiones por allá por donde pasaba. Al ver que era demasiado similar, General Motors decidió que lo mejor sería cambiar el diseño y crear un vehículo único e innovador, y utilizó como principal fuente de inspiración a los aviones de la II Guerra Mundial.
Sin prácticamente avanzar nada a nivel de diseño, se le puso nombre: “Corvette”. Haciendo referencia a un término naval, que es una pequeña embarcación rápida y ligera.
Diseño final y producción (1953)
Con el nombre elegido, el diseño comenzó a tomar forma. La última tecnología del momento de parte de General Motors estaba presente en el Corvette, aunque con la idea de mantener los costes bajos: Carrocería de aluminio, dirección de cremallera, suspensión independiente de resorte helicoidal, una caja de cambios moderna y su motor, un 6 en línea de 235 ci, o lo que es lo mismo, 3.9 litros, similar a los que montaban algunos modelos de Chevrolet familiares, pero con una compresión más alta, triple carburador Carter, y árboles de levas más agresivos, dando una potencia de 150 CV.
Dado que ninguna caja de cambios manual podían hacer frente a los 150 CV de manera fiable, se utilizó una caja de cambios Powerglide automática de 2 velocidades, consiguiendo el 0 a 100 km/h en 11,5 segundos.
El Corvette C1 fue presentado al público en el General Motors Motorama en Enero de 1953, recibiendo elogios de los críticos y convirtiéndose en objeto de deseo inicialmente. Seis meses después comenzaría su producción, a un precio de venta que comenzaba en los $3,498 dólares americanos, algo más caro de lo que se tenía planeado inicialmente.
Sin embargo, en 1953, la factoría de Chevrolet en Flint, Michigan, solo fue capaz de producir 300 unidades del Corvette C1, haciendo que sea el año con menor producción de la historia del modelo.
La emoción del momento pasó extremadamente rápido, debido a esos problemas de producción, al hecho de estar construidos a mano y a la calidad del producto, dio en su momento muy mala fama, con unidades muy diferentes entre sí, problemas de fiabilidad, de seguridad, goteras debido a una mala calidad en los cierres, y un sinfín de problemas que, en el momento en el que GM tenía la fábrica de St. Louis preparada para producir más de 10.000 unidades del Corvette C1, la demanda había caído estrepitosamente.
En el siguiente año, en 1954, solamente 3.640 unidades fueron fabricadas, y prácticamente un tercio de ellas ni siquiera se vendieron. Daba igual los extras o la cantidad de colores ofrecidos, el Corvette C1 con el único tren motriz ofrecido, simplemente no podía competir con sus rivales, dando señales de que quizás no era el objeto de deseo de los entusiastas, que seguirían comprando deportivos europeos.
El Corvette C1 no convencía. Por eso Chevrolet introdujo cambios en 1955, empezando por su motor, debutando con un novedoso V8 265 ci (4,4 litros), que aumentaba su rendimiento hasta los 195 CV. Más adelante, una innovadora caja de cambios manual de tres velocidades estaría disponible, aunque no fue una opción demasiado popular, ya que solamente 75 unidades fueron equipadas con ella.
Zora Arkus-Duntov se unió al proyecto y fue el responsable de la introducción del V8 al modelo, consiguiendo mejorar su imagen de cara al público y haciendo de un coche inicialmente soso en sus características de conducción, a un deportivo con buen rendimiento.
Lavado de cara y principio del éxito (1956-1957)
Tras unos años algo oscuros, sin tener una finalidad definida como coche, el Corvette cambia por completo con la entrada de 1956, con Zora Arkus-Duntov ya a la cabeza del proyecto en cuanto a marketing, cambió ciertos elementos que hicieron al coche mucho más deseado.
En el 56, el Corvette C1 introduce un lavado de cara a su carrocería por completo. El motor de seis cilindros deja de fabricarse para dejar únicamente el motor V8 de 4.3 litros, que creció en potencia hasta los 240 CV, y la caja de cambios estándar pasa a ser la manual de 3 velocidades, aunque con la caja automática como opcional.
Este cambio define verdaderamente al Chevrolet Corvette como el deportivo que intentaba ser desde el primer momento, pero esto solo fue el inicio.
En 1957, el modelo visualmente no cambia nada, pero recibe un motor V8 de 4.6 litros, con la posibilidad de tener motor a inyección, a cambio de un precio elevado, y una nueva caja de cambios manual de 4 velocidades, que hizo que el Corvette subiese escalones en cuanto a su rendimiento, y dio inicio a su participación en carreras, empujado por el propio Zora Arkus-Duntov, que había corrido en Europa en el pasado. Los Corvette C1 de 1957 podían ser pedidos en una especificación “Ready-to-Race”, con una suspensión de carreras y otros extras orientados a la competición.
Corvette C1: La era dorada (1958-1962)
1958 comenzaba con un cambio estético para el Corvette C1, que pasaba a adaptarse a los tiempos con un frontal bifaro, y una parrilla voluminosa, haciéndole lucir todavía más agresivo para la época, que no desentonaba en absoluto gracias a sus nuevos motores, que situaban su potencia entre los 280 y los 290 CV, dependiendo de si equipaba carburación o inyección. Las ventas se dispararon, consiguiendo llegar prácticamente al objetivo inicial de 10.000 unidades por año.
En esta época, seguiría encadenando buenos años, rondando esas 10.000 unidades por año anteriormente mencionadas, gracias a cambios que definirían al Corvette por lo que es hoy en día, enfocándose en mejorar la conducción y el confort en el habitáculo.
Los últimos tres años de producción serían, sin duda, sus mejores años. Como broche final, se introduciría un cambio muy importante, que continuaría en el Corvette de nueva generación: Su nuevo motor, el famoso Small Block V8 de 327 ci (5.4 litros) de cubicaje, sustituyendo por completo al V8 283 ci, con potencias que iban desde los 250 CV en sus versiones más básicas con carburación, a unos salvajes 360 CV en su versión con inyección, que convertirían al Corvette en un coche más que apto para cualquier competición de la época.
Su precio tampoco había cambiado mucho a lo largo de los años teniendo en cuenta las mejoras incluidas en su producción. Un Corvette C1 de 1962, rozaba -y tocaba- los $4,000 por primera vez, unos $39,500 ajustando la inflación en 2022. Una versión muy equipada, con el motor V8 327 ci de inyección con 360 CV, costaría alrededor de $5,600 ($55,260 ajustando la inflación), un precio mucho mayor pero que mejoraba mucho el rendimiento del coche.
En definitiva, el Corvette C1 marcaría el inicio del deportivo biplaza americano de éxito, y de una bonita historia de uno de los pocos modelos del mundo que todavía hoy sigue vivo y manteniendo su idea interior intacta: Un deportivo 100% americano que ofrezca mucho por el precio que pagas, convirtiéndolo en uno de los deportivos más admirados de la historia de la industria automotriz.
Próximamente, continuaremos su historia con el Chevrolet Corvette C2.
