Allá por los años 70, aún el concepto utilitario no estaba tan extendido como hoy día, en parte porque las décadas anteriores (e incluso posteriores) las grandes ventas estuvieron presididas por coches de un tamaño comedido, aumentando paulatinamente conforme avanzaba el siglo. En aquel contexto de pre-Crisis del Petróleo de 1973, algunas marcas europeas como Peugeot, Fiat o Renault entre otros, se lanzaron con este segmento de vehículos, abriendo la veda de pequeños compactos, utilitarios si se prefiere usar este término para diferenciarlo de otros con un tamaño, equipamiento y prestaciones algo superiores.  Poniendo apellidos a los nombres dados, encontrábamos el estupendo y útil Peugeot 104 y el superventas y apreciado Fiat 127. El ya por entonces consolidado Grupo VW ‒Audi se integra en él desde 1965‒ apostó por lanzar su modelo, con unos toques algo más premium, ligeramente más distinguidos, y también algo menos accesible económicamente, como no podía ser de otro modo. 

Audi 50
Audi 50

Así nació el Audi 50, un enorme representante del concepto de utilitario que tanto y tan bien ha sido capaz de desarrollar el Grupo VW a lo largo de su historia. Corría, como decíamos una época convulsa para los países occidentales, y en 1973, a pesar de ello, Audi lanzó este modelo, con intención de poder captar la creciente demanda entre la clase media del “segundo vehículo”, necesidad cada vez más acuciante ante el ingente y desmesurado crecimiento que se venía produciendo en las grandes ciudades. Es cierto que Audi no puso a la venta este coche a las primeras de cambio, y fue un proyecto madurado y masticado durante tres años, de 1971 a 1974, momento en el cual sus competidores ya empezaban a conquistar el mercado sin apenas opciones más allá.

Audi 50
Audi 50

La idea de la marca germana era comercializar un coche ligero, lógicamente, muy compacto, también evidente, pero con toques de calidad, lo que supuso su gran valor diferencial, o al menos, es lo que se pretendía. Un tamaño inferior a los 4 metros de largo y un peso por debajo de los 700 u 800 kilogramos eran las consignas iniciales, y bien se cumplieron. El Audi 50 mide, medía, 3512 milímetros de largo, 1560 milímetros de ancho y 1344 milímetros de alto, con una distancia de 2335 milímetros entre ejes, y un contenido peso de apenas 690 kilogramos.

Estética reconociblemente Audi

Para su diseño exterior, se apostó por el conservadurismo, sin grandes estridencias, con un diseño de estética visible y reconociblemente Audi. Corrió a cargo de Claus Luthe, quien se encargó de gran parte del diseño, llevando el peso, pero que también fue complementado con algunas soluciones (más estéticas que funcionales) por parte del Grupo Bertone, dirigida por Nuccio Bertone por aquel entonces.

Audi 50
Audi 50

El Audi 50 presenta formas cuadradas, con una trasera muy recortada y una delantera muy elevada, como era propio en la época. La trasera posee dos sencillas ópticas rectangulares donde sólo caben los compartimentos para cada una de las necesarias luces: marcha atrás, intermitente y freno. El paragolpes es externo, montado sobre la carrocería, cromado, con algunos detalles en plástico, que recorre absolutamente toda la superficie, y el único detalle que rompía la monotonía es el recorte que se produce en la parte baja del mismo.

Por lo demás, la gran luneta trasera dejaba ver absolutamente todo el entorno, con una gran superficie acristalada, y que va estrechándose según el pilar C se acerca al techo. La vista lateral resulta igualmente sencilla, pero atractiva. El toque clásico de este coche es innegable, y todos los ángulos rectos y poligonales con los que cuenta le hacen tener una forma poco sugerente a nivel deportivo, con los estándares de hoy día, pero no con los de la época, cuando era un coche ciertamente bien resuelto y conseguido, con tres puertas y cinco plazas. Cuenta con una línea de estilo en forma de pequeña moldura cromada que recorre absolutamente todo el lateral y le da personalidad y consistencia.

En la delantera es donde podemos recrearnos más, con unas formas más características y atractivas, con ópticas redondas propias de Audi, un paragolpes no integrado y cromado igualmente, y que incorporan los intermitentes. La parrilla, ancha cual ancho es el capó es su principal distinción, llegando incluso a continuar incluso tras los faros, hasta el mismo vértice del frontal propiamente dicho.

Audi 50
Audi 50

El interior era sencillo, funcional, con lo imprescindible, todo a mano, y con mucho espacio para pasajeros. El volante de tallos escuálidos resulta realmente vistoso. La tapicería de los asientos también era de calidad, ayudando a encontrar las diferencias de calidades con otros competidores.

Audi 50
Audi 50

Motorizaciones que buscaban la eficiencia

En cuanto a la oferta de motores, en un principio hubo tan sólo dos versiones, cuya diferencia fundamental estribaba en la cilindrada, aunque no sólo en este punto. Mientras el LS, la versión de acceso, tenía 1100 cc y 50 CV, el GL, la versión superior, tenía la misma cilindrada pero 60 CV. En tamaño, aunque similares en casi todas sus cotas, el GL era algo más largo, debido a un paragolpes rediseñado y más atractivo. Más tarde se añadieron una versión inferior y una superior respecto a las existentes. La L llevaba el montaje más discreto, con 900cc y 34CV de potencia, lo que hacía que su rendimiento fuera muy pobre en comparación con la versión GLS, que contaba con un bloque de cuatro cilindros, 1270cc y llegaba nuevamente hasta los 60CV.

El Audi 50 en la historia

La importancia del Audi 50 para la marca en términos cuantitativos fue evidente. Más de 180.000 unidades manufacturadas hasta el año 1978, desde su presentación en el Salón del Automóvil de París de 1974. Sin embargo, la realidad es que su valor para con la marca y el grupo fue la introducción del concepto, y la comprobación de que efectivamente era un producto que funcionaba. Tanto es así que, no en vano, puede considerarse el precursor inmediato de modelos de altísima rentabilidad y prestigio para el Grupo VW, como es el Polo.

Llegó incluso a coincidir con él en el tiempo, pues durante uno tres años convivieron en el catálogo del grupo, aunque finalmente, se impuso el Polo por su más asequible precio, sobre todo, y por su mayor variedad de motorizaciones. En un coche donde se primaba la utilidad y la economía, ofrecer un producto algo más económico, con un diseño realmente similar ‒por no decir igual‒, era garantizar el éxito del que mejores condiciones presentaba para cumplir con ambas variables de satisfacción de deseos del consumidor. Ello conllevó la retirada del Audi 50 de producción en la planta germana de Neckarrsulm, cerca de Stuttgart.

Volkswagen Polo GT
Volkswagen Polo GT

Resulta curioso que Audi, o el Grupo VW, no haya introducido un coche similar a este hasta más de 30 años después, con ocasión del lanzamiento del Audi A1 en 2010. Es por esto que el Audi 50 puede considerarse un modelo realmente importante para la marca, y hemos de apreciarlo así. En la época no significó una revolución ni una ruptura del orden establecido, pero el tiempo y los números han demostrado que supuso un punto de inflexión en el mercado de utilitarios para el Grupo VW, que ha pasado por ser uno de los dominadores del mismo desde el nacimiento de este concreto nicho del mercado automovilístico.

Publicado el 
11/6/2021
 en
Historias