A día de hoy, Lamborghini es un caso de éxito. Se encuentra en una posición dulce, aumentando las ventas cada año que pasa gracias a una acertada línea de productos, un hecho impensable hace 20 años, pero que, gracias a Audi, se ha convertido en una realidad.

En los años 90, Lamborghini, a pesar de tener mucho nombre en la industria, era una empresa muy pequeña, metida en medio de una crisis de identidad por culpa de su paso por diferentes manos sin demasiado éxito, y el dinero no crecía de los árboles de Sant’Agata, precisamente.

Fue en las manos de Chrysler, cuando a Lamborghini no le salían las cuentas para crecer como marca. Recientemente habían fracasado en un intento de hacer motores para Fórmula 1, y la crisis económica de 1992 tocaba y hundía el mercado de los superdeportivos más exóticos, razón más que suficiente para que el gigante americano les pasase el relevo a Megatech, una empresa de Indonesia, que la compraría por solo 40 millones de dólares en 1994.

La línea de modelos "deportivos" de Chrysler, incluyendo al Diablo

Con la adquisición de esta nueva empresa, el equipo de Lamborghini en Italia comenzó a darle vueltas a la idea de crear un sustituto del Lamborghini Jalpa, que había finalizado su producción en 1988. La idea era sencilla, querían crear un Mini Diablo. Un coche más pequeño en dimensiones, más sencillo de utilizar y con un motor más ligero y compacto.

Mientras tanto, en este mismo periodo temporal, Audi comenzaba a crecer de manera exponencial, haciéndose un nombre y pronto colocándose a la altura de Mercedes y BMW con su berlina de representación, gracias al innovador sistema Quattro que reinaba el mundial de Rally y al motor V8 de 4.2 litros, que encajaba a la perfección en el mercado americano.

En el Salón del Automóvil de Frankfurt de 1993, Audi presentaría el nuevo Audi A8 como el Audi Space Frame Concept, que se transformaría en el primer coche de producción en equipar el ligero chasis de aluminio que más tarde llegaría a utilizar el Audi TT y el Audi R8, entre otros.

Audi Space Frame Concept, que más tarde sería un Audi A8

Este Audi A8, equiparía el tan conocido V8 con 4.2 litros de cilindrada, un motor que se utilizaría en varios modelos de la marca, incluyendo variantes RS y S, hasta hace muy pocos años. Como curiosidad; también sería utilizado en el Audi R8 de 2007.

Y es en esa época cuando Maurizio Reggiani, actual Director de Tecnología de Lamborghini, fue contratado por la marca italiana para intentar negociar con Audi una posible suministración de su tren motriz, el 4.2 V8 y el sistema Quattro, para un futuro modelo de Lamborghini.

“No teníamos demasiada capacidad de inversión para crear nuestro propio tren motriz, por lo que conseguir el suministro de Audi era una de las únicas opciones” Maurizio Reggiani

Tras 6 o 7 meses de conversaciones, y tras muchos cálculos, Audi llegó a la conclusión que le sería más beneficioso absorber a la marca italiana al completo, que firmar el contrato del suministro del tren motriz para el proyecto, por lo que Audi AG, adquiriría Lamborghini por 110 millones de dólares en 1998.

Por esa época, daba la sensación de que Ferdinand Piëch estaba comprando fabricantes de coches como nosotros compramos cosas en Navidad, porque fue ese mismo año cuando el grupo Volkswagen compró Bentley para asegurarse de que BMW no lo hacía. Un poco más tarde, su nueva compra sería Bugatti, tras declararse en bancarrota y en ruina total.

La primera decisión de Piëch para Lamborghini sería tirar por borda todos los proyectos que tenían en mente, y centrarse en el sustituto del Lamborghini Diablo que, mientras tanto, recibiría un lavado de cara, con unos faros delanteros compartidos con el Nissan 300ZX, unas mejoras en su motor V12 y un interior más sofisticado.

El Lamborghini Murcielago llegaría poco después, con una carrocería completamente nueva, al igual que su interior. Su motor V12 aumentaría de cubicaje hasta los 6.2 litros y cuando se presentó en 2001, fue el primer coche de Lamborghini bajo la responsabilidad de Audi.

Pero el segundo quizás sería el más importante. En 2003 llegaría el Lamborghini Gallardo, un modelo que ocupaba ese peldaño que tantos años rondaba en la cabeza de los directivos de la marca italiana, y que suponía un sustituto espiritual al Jalpa. Pero poco tenían que ver.

El Gallardo pronto se convertiría en un éxito total en ventas, al menos para los números en los que solía moverse. Con un motor V10 completamente nuevo desarrollado en Sant’Agata, como gran parte del coche, aunque bajo la estricta supervisión de Audi.

Lamborghini comenzó a ver la luz del éxito, con el Gallardo convirtiéndose en el coche más vendido de su historia. Aunque el gran beneficiado fue Audi, constatando que la compra de la marca italiana no fue una compra impulsiva, y fue capaz de aprovechar el conocimiento y los recursos de los ingenieros italianos para fabricar el Audi R8.

Lo que es seguro es que, sin este acuerdo, ni el Lamborghini Gallardo, ni el Audi R8 habrían ocurrido jamás. Y hemos obtenido los dos. Deberíamos de estar agradecidos.


Publicado el 
3/2/2021
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Historias