Introducción

Hay coches que nacen para ser prácticos, otros para ser rentables, y luego hay algunos que, desde el primer trazo, se piensan para coger un poco de ambos y convertirse en un objeto de deseo Y lo curioso es que, a veces, no necesitas un gran envoltorio.

Presencia icónica al atardecer: MINI en esencia pura.
Cuando lo ves por primera vez, entiendes que no es un coche más

Sin embargo, uno ya pudiera pensar que la modernidad, siempre cargada de una eficiencia y sensatez aburridísimas, pueda haber acabado con cualquier atisbo de ese aura. Pero en ese mar de coches nuevos llenos de críticas sobre su falta de alma, todavía hay quienes se atreven a seguir un camino distinto. Uno en el que la emoción pesa tanto más que los datos de emisiohnes y donde la herencia es una carga pesada… pero también un orgullo.

Todo esto es el MINI Cooper. Un coche que nació rebelde, que ha sobrevivido al paso del tiempo y que ahora vuelve con una nueva generación. Más techie que nunca, sí, pero con el mismo objetivo de siempre: sacarte una sonrisa al volante.

Cada centímetro del MINI Cooper S es una declaración de intenciones.
Pequeños detalles que esconden grandes historias

Antecedentes

Desde su origen racing en los 60, el MINI Cooper ha sido sinónimo de diversión al volante y de thinking outside the box. A lo largo de más de medio siglo, ha evolucionado, adaptándose a las nuevas demandas del mercado y normativas sin querer renunciar a su identidad.

De los 60 al futuro: el MINI siempre ha ido por delante.
Pasado y presente, unidos por un mismo espíritu.

Algo especialmente díficil desde su renacimiento en 2001 bajo el paraguas de BMW, pero que, millones de unidades vendidas más tarde, solo se puede tachar de éxito. Así, tras el anterior F56 que probamos hace algún tiempo, esta nueva generación llega con un reto doble: por un lado, satisfacer a quienes buscan un coche con estilo y carisma, y por otro, no decepcionar (mucho) a los puristas que crecieron con el mito del 'go-kart feeling'.

Un linaje que respira adrenalina y evolución continua.
¿Sin perder el alma?

Características

Así, el MINI Cooper S pone sobre la mesa un motor de cuatro cilindros turboalimentado de 2.0 litros, que entrega 204 CV y 300 Nm de par. Con él acelera de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos y supera los 240 km/h de punta; similar a la competencia.

El corazón del MINI Cooper S late fuerte desde el primer giro.
Aquí empieza la diversión: 204 CV listos para la acción.

Todo ello gestionado por una transmisión automática de doble embrague de 7 velocidades sin opción a una caja manual. Ha engordado un poquito por el camino, pero para los estándares actuales, se siente liviano.

La transmisión de doble embrague aporta precisión
Las levas son demasiado pequeñas, como puedes ver

Y si te preguntas cómo ataca el bolsillo este despligue de prestaciones, respira. El consumo medio homologado es de solo 6,4 l/100 km, aunque lo más normal es que estés en el entorno de los ocho litros si te gusta darte alegrías de forma ocasional.

La tecnología al servicio del consumo
Eso nos ha consumido después de casi 800 km de todo tipo de uso

Diseño exterior

Desde fuera, el Cooper sigue siendo inconfundible. Faros redondos, silueta compacta, versión de tres puertas y esa estética que genera simpatía. Además, mantiene una línea continuista respecto al anterior: parrilla octogonal, ausencia de cromados, líneas limpias y ópticas traseras LED con la Union Jack. El MINI ha madurado, pero no creemos que se haya vuelto aburrido; se continúa viendo diferente al resto.

Diseño que destaca sin necesidad de alardear.
Lo ves pasar y sabes que es un MINI.

Lo mejor es que cada elemento tiene intención y salvo alguna toma de aire que es funcional solo en el JCW, no hay adornos superfluos, sino decisiones que buscan actualizar el icono sin traicionarlo. Puede que la trasera nueva no sea para todo el mundo y que abandonar las salidas de escape vistas sea un error, pero el conjunto luce atractivo.

Icono británico traído al siglo XXI
Tradición reinterpretada, ¿te convence?

Vida a bordo

En el interior, el salto adelante es evidente. Lo primero que llama la atención es la gran pantalla OLED central de 24 cm que se ha hecho dueña casi todos los controles. Sí, se ha perdido parte del encanto de los mandos físicos y ya solo mantenemos la toggle bar con algún interruptor de guiño al original.

Cabina futurista con herencia reconocible.
Donde tecnología y diseño se encuentran.

El minimalismo es máximo y sin head-up display, se nos antoja excesivo. Eso sí, al menos la interfaz es fluida, colorida y muy personalizable en los diferentes modos. De todo lo nuevo del MINI, quizás este interior sea lo que más opiniones enfrentadas genere. Buenísimos ajustes, todos los lujos que quieras pagar y algunos plastiquetes duros propios de segmento B

Interfaz analógica que no queremos perder.
Los pocos mandos físicos están aquí

Los asientos opcionales John Cooper Works son un acierto pleno: cómodos, envolventes, un poco estrechos y con buen soporte lumbar. Solo existen en este cuero vegano y el material textil recio (que se extiende por salpicadero y puertas) que veis y, además, en esta unidad cuentan con calefacción y memoria.

Los asientos JCW molan
Deportivos y cómodos

Si miramos atrás, el espacio sigue siendo testimonial y el maletero apenas pasa de los 300 litros, pero eso no debe sorprenderte en un MINI de tres puertas que ni siquiera llega a los 4 metros de largo.

Las plazas traseras son casi un segundo maletero
Difícil entrar, difícil sentarse y difícil salir.

Comportamiento al volante

Pero vayamos a lo importante, ¿cómo se mueve el nuevo Cooper? Con una dura competencia y un aún más duro pasado, aquí es donde este coche tiene que brillar. No por radical, no por comodón, sino por divertido. ¿Lo logra?

Modo Eco en el cooper S
Aunque no es su tarea, con la Mini Experience Green puedes ir a lograr consumos

Te diremos que es un buen compromiso. Es un coche fácil, noble y que te echa una mano en la monotonía de tu día a día. Se ha ido filtrando con cada generación un poco más, pero la dirección sigue siendo rápida, precisa y más comunicativa que la media. El chasis transmite confianza y nos sorprende el aplomo que han conseguido para esta pelotilla.

Sensaciones directas, sin filtros.
Todo empieza en las manos.

No obstante, este acabado JCW va duro y se siente especialmente tendente a seguir cualquier irregularidad de la carretera y, sobre todo, a ser seco del eje trasero. Para algunos puede suponer un punto negativo; para otros cobra sentido cuando lo llevamos a otras lides.

El lugar natural del MINI es entre curvas.
Si el asfalto está roto, agárrate bien

Porque en la tríada modo Go-Kart, carretera de curvas y cambio en Sport (o manual), el Cooper S está en su salsa. Empuja de manera muy contundente y, con los controles algo más permisivos, notas cómo el eje delantero suda de lo lindo para vencer el torrente de par que ofrece. Todo esto ha sido muy MINI desde aquellos 2000 y celebramos que siga; es vivo entre las manos, obedece rápido y lo colocas donde quieres.

Empuje y carácter desde el primer metro.
Pequeño pero matón.

Entre ballenatos y la tendencia al sobredimensionamiento, este coche busca adecuarse al mundo real y no al revés. Cabe en una carretera estrecha, las horquillas de la montaña no se le atragantan y, en definitiva, es aprovechable. Sobre lo de elegir meter sonido artificial al habitáculo o no, decide tú mismo.

Agilidad y precisión en cada movimiento.
Te invita a seguir, curva tras curva.

Vale que no suena mucho -aunque seguro que tiene fácil arreglo-, y echamos de menos la caja manual en opción, pero, salvo que seas un talibán de los MINI JCW de principios de siglo, más similares a un potro de tortura que a un coche de diario, la experiencia te gustará.

Con el kit JCW tenemos casi un paquete obligado
Este paquete es casi un must

Precio y rivales

La muerte tenía un precio y el MINI Cooper S, tan premium como desees, tiene una tarifa todo lo abultada que quieras. En versión tres puertas, parte en torno a los 34.000 €, pero una unidad como la de esta prueba, con pack John Cooper Works y el paquete XL (5.990€) que añade niveles de equipamiento propios de un coche de segmentos superiores, puede superar fácilmente los 45.000 €. Es un precio elevado para un coche de este tamaño, que sigue dando la impresión de ser un coche de lujo en miniatura. No obstante, en vez de un Cooper S full, creemos que conviene estirarse y comprar el John Cooper Works de 231 CV por unos 2.000€ más.

El MINI como antídoto contra la monotonía.
Si quieres que luzca así de guay, prepara la cartera

No hay mucho más donde elegir. Es un segmento en clara extinción y entre sus escasos rivales encontramos propuestas como el Audi A1 40 TFSI, el Volkswagen Polo GTI o el Hyundai i20 N (el GR Yaris se va en precio y concepto). Todos más baratos en configuración base, pero ninguno con el grado de personalización, presencia y carisma del MINI, más ahora que no hay Abarth de combustión. Aquí no solo pagas por lo que es, sino por lo que proyecta.

Cada euro invertido lleva algo de estilo de serie.
¿Ya te imaginas sentado ahí?

Conclusión

El nuevo MINI Cooper S no es para todo el mundo y, lejos de ser un hándicap, está bien. Es un coche con personalidad y con una filosofía clara: hacerte disfrutar al volante y hacerte sentir especial. No es perfecto; no es el más rápido ni el más práctico y es caro, pero te va a dar igual, no juega a eso.

Comparaciones odiosas, decisiones emocionales.

Si te entra por el ojo, lo comprarás de corazón y quizás, obviando el resto, nunca te arrepentirás precisamente por ello.

Vídeo en nuestro canal

Pero para llegar al fondo del asunto, puedes ver la prueba en vídeo completa en nuestro canal de YouTube. Te mostramos todos los detalles, lo conducimos a fondo y te contamos lo que las cifras no explican. No te olvides de suscribirte y comentar tus impresiones.

Publicado el 
8/5/2025
 en
Pruebas de coches