Alguien dijo una vez que “el dinero no da la felicidad, pero prefiero llorar en un Ferrari”. No sabemos si el futuro dueño del nuevo Ferrari SP51 llorará mucho, pero a buen seguro que tendrá uno de los mejores lugares del mundo donde hacerlo.
De nuevo, Ferrari ha presentado otra de sus creaciones del programa Special Projects (de ahí lo de SP); un One-Off hecho a medida sobre la base del Ferrari 812 GTS para un muy buen cliente taiwanés de la marca.
Un proceso laborioso y dilatado en el tiempo que comienza con un simple boceto y culmina con la construcción de un automóvil único donde los límites los pone cada cliente. En esta ocasión, han alumbrado un roadster sin ningún tipo de techo que, aunque bebe de las líneas maestras del 812, introduce cambios que suavizan su aspecto visual, sobre todo en vista lateral.
Una sutil remodelación que -no nos engañemos-, implica un diseño propio de todas y cada una de las partes de la carrocería, ensalzadas por otro de los detalles que hacen especial este SP51; su “spec”; su combinación de colores de exterior e interior.
Rosso Pasionale lo llaman; una pintura tricapa y exclusiva solo interrumpida por el carbono, los acentos en negro y la especial librea blanca y azul que cruza completamente el coche por dentro y por fuera, inspirada por la barchetta 410 S de 1955.
Por dentro también sigue el mismo tono rosso, tiñendo todo el alcantara que recubre un interior para nada discreto pero que visualmente nos funciona, sobre todo con los acentos y pespuntes en blanco y azul.
Más y más carbono, multitud de emblemas del modelo para recordarnos dónde estamos y un extraño textil que parece nylon recubriendo la parte inferior del interior. Desconocemos si es alguna clase de material hidrófobo como el que emplearon otros deportivos sin techo como el BAC Mono, pero de serlo, no creemos que maride demasiado bien con el alcantara en caso de lluvia.
Seamos sinceros, ¿qué importa? Al fin y al cabo, el Ferrari SP51 es un “mírame y no me toques”, una demostración de la capacidad de la marca de materializar deseos que, fantasía realizada mediante, ahora nos restriega por la cara. Un anhelo imposible para la gran mayoría y una invitación para unos pocos de seguir los mismos pasos con el programa Special Projects.
Por pedir, desde Sexta Marcha siempre diremos lo mismo: úsenlos como se merecen, por favor.